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| La AdventureLetter 118|

Historias que inspiran y enseñan
LA FOTO DEL DÍA
Hace poco me topé con una parte de "Loserthink", de Scott Adams que, sinceramente, me hizo reír.

El subtítulo del libro no engaña:
Piensa como un ganador, aparta el ego y aumenta tu efectividad.

Senderismo en otoño: una experiencia única, es uno de mis artículos y tampoco engaña.

Pues bien.

El tipo le llama al fenómeno que te voy a contar "el abrazo del sofá".

Imagina la escena: estás ahí, tumbado en tu sofá, viendo una peli y, de repente, la sed te ataca como un mosquito en pleno verano. Pero, claro, el sofá te tiene atrapado en su abrazo y no quieres abandonar ese nido de comodidad para ir a la cocina a buscar agua.

Te lo piensas detenidamente:


"Tengo que salir de debajo de esta manta, pausar la película, levantarme, caminar por el gélido pasillo de otoño hasta llegar a la cocina, encender la luz, buscar un vaso, servir el agua, beber, dejar el vaso en el fregadero, apagar la luz de la cocina, volver al salón a través del gélido pasillo, tirarme en el sofá, taparme con la manta y darle al play de nuevo."

Uff... ¡qué pereza!


Inevitablemente, decides que tu sed puede esperar un poco más. Tu cerebro sabe que hidratarte sería una excelente idea, pero parece que no puede emitir la orden para que tu cuerpo se mueva. Falta motivación, ánimo, energía...

¿Y qué tienes ahora? ¡Exacto! Estás cayendo en las garras mortales del abrazo del sofá. Tu sed puede esperar, ¡no es para tanto!

Pero, no te preocupes, amigo mío, esto del abrazo del sofá también se aplica a la aventura en la naturaleza. ¿Te has parado a pensar cuál es el equivalente de ese abrazo del sofá que te impide avanzar hacia nuevos objetivos? Y, lo más importante, ¿cómo demonios te sacas de ese embrollo?

......

¡Atención! Scott Adams nos ilumina con la solución:
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¡Deja de pensar en la lista interminable de cosas que tienes que hacer para salir mañana ahí fuera y concéntrate en el movimiento más simple que puedas realizar sin sudar la gota gorda. En otras palabras, busca ese paso mínimo y da el primer paso (por ejemplo, sacar la mochila que tienes en el canelón debajo de la cama), y luego, sigue adelante con el siguiente y el siguiente...

Olvídate de ver tu objetivo de mañana como un sueño inalcanzable y divídelo en micropasos. Cada micropaso te llevará al siguiente. Y si te equivocas, ¿qué más da? Solo lo descubrirás después de hacerlo. ¡Así que adelante!

A ver.

La vida no es una línea recta cómoda y predecible, como nos gusta imaginar. Esa es solo la versión que se nos pasa por la cabeza, pero no es la realidad.

Y tú lo sabes.

A todo esto en el mundo del desarrollo personal se le conoce como ‘desapego del resultado’, que no es otra cosa que hacer lo que se tiene que hacer de manera ‘impecable’ e ‘implacable’ sin pensar en el resultado, porque el resultado no es otra cosa que una consecuencia a un trabajo (proceso) bien hecho.

O como en una rueda de prensa dijo el amigo Rafa Nadal: «No sé cómo va el marcador, sólo sé que tengo que ganar el punto siguiente». Y punto a punto, se gana el partido…


Pues aquí pasa lo mismo.


Aunque desde tu sofá puedas pensar que tienes todo planeado, el camino hacia tus metas estará plagado de sorpresas. Es como cuando te levantas a por agua y te das cuenta de que la luz de la cocina se fundió, o no hay vasos limpios y terminas bebiendo directo de la botella, solo para descubrir que está demasiado fría. Pero claro, es que eso no lo podías anticipar desde el sofá, ¿verdad?

Bueno, pues lo mismo sucede con tus objetivos si vas a salir al monte, a la montaña o a ese sendero cerca de tu casa. Por más que lo planifiques, siempre habrá obstáculos inesperados en tu camino.

¿Por qué?
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Porque la mayoría de los avances se producen gracias a la corrección de errores: das un paso, ves qué sucede, y si sale bien, sigues adelante, si no, ajustas el rumbo.

Pero, claro, tiene que haber pasos, y sin zig, no hay zag. Los puntos de Steve Jobs solo se conectan a posteriori.

Y este es el verdadero problema, que mucha gente ignora esto y quiere llegar a la cima sin bajarse del coche. Y sin salir del sofá.

Entonces.
Y para terminar.

Si no tienes ni idea de cómo empezar o de dónde sacar las ganas, siempre digo lo mismo: No lo sé, pero da un paso y averígualo.

Es como preguntar qué ingrediente hace que una receta sepa bien. No es un solo ingrediente. Es la combinación de muchos ingredientes en las proporciones correctas y en el orden correcto, y la ausencia de cualquier cosa puede arruinar la mezcla. Pero el primer paso es meterte en la cocina.


Puedes (y debes) comenzar con un objetivo en mente, pero jamás podrás prever todos los pasos necesarios. Puedes intentar adivinarlos, pero seguramente tropezarás en un camino lleno de baches.


Aunque no te guste la idea, así es como funciona la vida.


Y ahora, da ese primer paso, y vete a dar un paseo. Verás cómo no te vas a arrepentir.

Porque el otoño es una experiencia que no debes perderte.

Esto es todo.
Te volveré a escribir
Fernando Camacho
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