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Cuando los niños eran niños
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HISTORIA 122

Historias que inspiran y enseñan, que puedes ad@ptar o dejar que reposen en tu intelecto

[Sin hora, ni día, ni frecuencia. Solo recibes mi correo cuando tengo algo que contarte]
Leía hace poco un libro de un autor llamado Federico Bois.

Se trata de un médico pediatra especializado en Terapia Intensiva.
De Argentina.

No, de aventura no sabe nada de nada.
Pero de lo suyo sí.

Su mensaje principal quiere plasmar que en la era digital actual, nos encontramos inmersos en un mar de estímulos instantáneos: Likes, videos virales, y fotos divertidas en redes sociales que han transformado la manera en que buscamos satisfacción y entretenimiento.

Si eres de este planeta, tampoco creo esto te sorprenda.

Ni la facilidad y rapidez con la que deslizamos el dedo sobre la pantalla para obtener una nueva dosis de dopamina, creando una barrera invisible entre nosotros y el mundo natural.


Vale.

Pero como te he dicho, él es pediatra.
Y esta problemática la extrapola sobre todo, a los más chavales.
Aunque llega a ser un mal generalizado.


Pues bien.

Sostiene que este fenómeno se ha convertido en un punto de dolor especialmente crítico para las nuevas generaciones.

Y es cierto.

No hay que pensar mucho para visualizar en el futuro una historia tal que así.



Imagina un mundo donde cada desplazamiento en la pantalla te desconecta un poco más de las maravillas del mundo exterior. Donde la expectativa de recompensa instantánea se convierte en la norma, eclipsando la paciencia y la gratificación de construir algo con tus propias manos, como una choza en el bosque, ir con raquetas o construir un igloo en la nieve (si aún la hubiera), o el simple placer de jugar o sentir el olor entre los árboles.

¿Tú crees que eso es posible?

Pues esta realidad no creas que es muy lejana para algunos jóvenes de hoy, quienes desde una edad temprana encuentran en la tecnología una fuente inagotable de entretenimiento, pero a costa de una conexión esencial con la naturaleza.

Y eso tiene daños colaterales.

La desconexión con el entorno natural no solo implica perderse de experiencias enriquecedoras, sino que también afecta el desarrollo de habilidades vitales como la paciencia, la perseverancia, y LA CAPACIDAD DE ASOMBRO hacia el medio ambiente.

Digamos que a los valores.

La dependencia de la gratificación instantánea digital puede disminuir la apreciación por las recompensas que requieren tiempo y esfuerzo, como las que ofrece la naturaleza.


Pero....

Hay tres noticias buenas.


Una.

Todo este escenario no es que sea culpa de nadie en concreto, sino de la evolución natural del mundo.

Dos.

Da igual que tengas niños o no, es válido para cualquier persona con cierta inquietud, con ganas de pertenecer a este planeta y salir ahí fuera a por algo de aventura.

Tres.

Existe una solución.

Porque en este mundo moderno, donde la tecnología y la naturaleza parecen estar en polos opuestos, la clave está en encontrar un equilibrio que nos permita disfrutar de ambos mundos.

En otras palabras.

La solución no consiste en rechazar la tecnología digital, sino aprender a usarla como una herramienta que enriquezca nuestra experiencia con la naturaleza.

Piénsalo.



Con un par de clics en tu smartphone, puedes descubrir la mejor hora para ver la salida del sol, identificar estrellas y constelaciones en el cielo nocturno, o incluso usar aplicaciones para prever el clima y planificar tu próxima aventura al aire libre sin sorpresas.


Es la manera de que la tecnología sea nuestra aliada.

Y existen mil maneras de que esto sea así y vayamos agarrados de la mano.

  1. Apps de meteorología.
  2. Guías digitales de Flora y Fauna.
  3. Planificación de rutas.
  4. Cursos de fotografía natural con móviles.
  5. Comunidades en línea, etc.
  6. Seguro que se te ocurren más opciones...


Sin más.

Se trata simplemente de un viaje para fusionar lo digital con lo natural, demostrando que, cuando se utilizan sabiamente (esto quiere decir con cabeza), pueden coexistir en armonía y enriquecer nuestras vidas de manera nunca imaginable.

Para terminar.

Enlazo al autor Federico Bois con un artículo que escribí en su momento, en relación a cuando los niños eran niños, y se escondían debajo de una manta, con una linterna y un libro de aventuras y misterio.



"¿Perdido en el Scroll?"
NO creo.
Solo en el camino de vuelta a la naturaleza.



Esto es todo.
Te volveré a escribir
Fernando Camacho


P.D. El libro de Federico Bois se titula: Tu dosis de libertad

P.D.1 Cualquier duda o aportación, no lo dudes, respondo siempre (salvo que esto se me vaya de las manos)

P.D.2 Si te gusta esta historia, pásasela a tus amigos para que lo disfruten y se apunten en www.aventuraynaturaleza.es/

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