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| La AdventureLetter 114|

Historias que inspiran y enseñan
LA FOTO DEL DÍA
Mira.

No sé si eres más de montaña o de costa.

Si eres de esto último, mi artículo sobre el circuito del Camiño dos faros te puede gustar, te debe gustar. Porque es un recorrido muy especial.

Y si eres más de monte, mira.

Hace unos cinco años, como estaba de moda, me dio también por hacer carreras de montaña.

Durante un par de años corrí varios trails, eufemismo de -paga 25 eurazos por sufrir como un perro subiendo y bajando repechos sin que te dé tiempo ni a mirar el paisaje-, y llévate como gran recompensa una camiseta que no sirve ni para dormir. Y eso si llegas a conciliar el sueño porque llegas destrozado, en todos los sentidos.

Ahora sigo corriendo en montaña, de vez en cuando.
Vamos, que no me arrepiento de los trails, es una bonita experiencia.

Pero te cuento.

Y por si no lo sabes.

Este es uno de esos hobbies que consumen mucho tiempo, porque para poder ir a una carrera y no salir en helicóptero es recomendable ir entrenado. Y entrenar lleva tiempo.

Porque no entrenas en el parque al lado de tu casa. No. Tienes que ir a la escena del crimen, a la montaña. Y eso, repito, lleva tiempo.

Pues bien.

Para uno de esos entrenos fui con un colega al Parque Nacional de Guadarrama, nuestro objetivo era subir a la cumbre de la Maliciosa, uno de los puntos más altos de la sierra de Guadarrama.

Ok hasta aquí.

Aparcamos el coche en la salida de la ruta (Se llama "La Barranca", zona donde la ganadería aún se practica) y, mientras nos preparábamos, se acercó un lugareño con un bastón y ganas de hablar.

Mientras nosotros con ejercicios de estiramientos y botellitas pegadas al cuerpo. Debía de estar flipando el buen hombre.

Antes de que llamara a la guardia, le contamos nuestra intención de subir a La Maliciosa, ¡¡pero sorpresa!!, el hombre no tenía ni idea de dónde estaba, y claro está, nunca había ido. Y mira que ya desde nuestro punto se puede divisar hasta con la mirada. Eso sí, muy lejos. Y muy alta.

Incluso se sorprendía de nuestros planes.

«¿Cómo este hombre, que ha vivido aquí toda su vida, nunca ha subido a unos de los picos más emblemáticos de la sierra madrileña. Y ni sabe de su existencia?», pensé extrañado.

Tardé un tiempo en darme cuenta, pero al final caí: nunca lo había necesitado.

Su día a día, durante toda su vida, con ganado y trabajando el campo le exigían movimientos constantes. Su trabajo ya era ejercicio, como ha sido durante toda la existencia del humano.

Sin embargo, mi colega Rubén y yo, ambos sentados un montón de horas delante de un ordenador, sí teníamos la necesidad de subir aquel pico. Él no.

–La verdad que vaya par de gilipollas somos, le dije a mi compi mientras me apretaba unas zapatillas de 125€.

Hace tiempo que entendí la necesidad imperiosa que tiene mi cuerpo de moverse e intento esquivar por todos los medios el cuerpo de oficinista: blando y blanco.

Y recuerdo esa dicha de que el cuerpo que no se mueve, enferma. Quizás todavía no, pero está demostrado que el sedentarismo mata más que el tabaco.

Para empeorarlo todo, mientras menos te mueves menos quieres moverte. Es imprescindible romper ese bucle.

¿Soy entrenador, coach o algo similar? No, yo no tengo ni idea. Lo único que intento es interpretar las historias que me van pasando, que unido a mi experiencia, pueden darle algo de sentido a todo esto de la vida. Sin más.

Aquí entramos en un dilema.

Porque habrá gente que te diga que la salud es más importante que el dinero, y podrían tener razón, pero si no tienes ni pasta ni libertad de calendario da por hecho que tu salud lo pagará.

Si el dinero no fuera más importante que el cuerpo la gente iría antes al gimnasio que a trabajar, pero eso no sucede.

Aquel señor de La Barranca nunca tuvo que ir al gimnasio, ni subir ningún pico, ni conocer la ubicación de la Maliciosa, su trabajo ya le proporcionaba el movimiento que su cuerpo necesitaba.

El mío no, y es probable que el tuyo tampoco.

Hoy te estoy hablando solo de mover el cuerpo para que no se pudra, pero con la mente pasa algo parecido, o incluso peor, pero eso para otra adventureletter.

Y recuerda, si no tienes plan para mover ese cuerpo durante este verano, una apuesta segura es el Camiño de los faros, en la costa da morte, Galicia.

Esto es todo.
Te volveré a escribir
Fernando Camacho
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