¡Saludos, aventurero/a de la naturaleza!

Hoy te traigo una historia que nos lleva atrás en el tiempo, a la época en que los romanos adinerados solían darse el lujo de retirarse a sus lujosas casas de campo.

Pero no te emociones demasiado, no me refiero a unas orgías romanas ni a extravagantes banquetes. Más bien, estamos aquí para hablar de un tipo llamado Marco Aurelio.

Que nos va a aportar un poco más de Conocimiento.

Pues bien.


Marco Aurelio, al igual que esos romanos elegantes, también se escapaba a la tranquilidad de la naturaleza. Para él, estas excursiones eran tan necesarias como una buena copa de vino antes de iniciar una larga batalla.

Sin embargo, cuando se le acumularon una serie de incómodas invasiones bárbaras, sus escapadas se volvieron menos frecuentes. Ya ves, incluso un emperador tiene sus prioridades.

Sigamos.


Y aunque Marco Aurelio no se quejaba de su destino, afirmaba que una mente en calma era el mejor refugio. ¡Incluso le dio un nombre a todo esto!



Una especie de fortaleza interna donde las tormentas emocionales, como el miedo y la ira, no pueden penetrar. O sea, que cuando todo se puede estar  desmoronando a tu alrededor, tu mente sigue siendo un remanso de tranquilidad.

¿Suena bien, verdad?

En palabras del gran Marco Aurelio:



Y hoy la realidad sigue siendo la misma.

Mucha gente anhela viajar, explorar nuevos horizontes y vivir aventuras emocionantes, pero pocos se toman un momento para explorar su mundo interior.

Todos queremos cambiar de lugar, trabajo o estilo de vida, pero rara vez nos detenemos a reflexionar sobre nuestra situación.

No sé.

Pero puede que sea el momento de hacer una pausa y viajar a esas ciudadelas interiores. Cada uno a la suya.

Y lo sé.

No soy nadie para decirte que debes frenar, pero debo decírtelo:

Haz una pausa, detente y explora el mundo natural que te rodea.

Confía en mí, la naturaleza es la ciudadela interior perfecta. Y estoy seguro que ya lo sabías...



Piensa que si lo hacían los grandes como Marco Aurelio, vas a tomar una sabia decisión.

Y luego me cuentas.

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